Historia
Ya en el siglo XII, Aymerick Picaud comentaba haber visto entre nosotros las abarcas.
ABARCA, dícese del calzado hecho con piel curtida de vaca y que se ataba alrededor del tobillo y la pantorrilla con una cuerda de lana.
Hasta mediados del siglo XX fue el calzado utilizado a diario por los pastores y caseros del cantábrico, por ser el más apropiado para las cuestas y montes, sobre todo con tiempo lluvioso y nevado.
Ya en el siglo XII, Aymerick Picaud comentaba haber visto entre nosotros las abarcas.
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Historia de las abarcas
Antiguamente, la humanidad andaba descalza, pero al descubrir las diferentes utilidades de la piel, comenzó a vestirse con ella para proteger su cuerpo.
Como su principal problema era la conservación de la piel, en una fecha sin concretar y después de experimentar con plantas y frutos del entorno, se dieron cuenta de que tratándola con agua en la que se introducía la corteza del roble, ésta se conservaba mejor. A partir de ahí, a lo largo de la historia se han extendido diferentes procesos de curtido.
Los primeros fabricantes de abarcas utilizaban piel sin curtir para hacer abarcas.
Hoy en día sin embargo, se puede comprar piel curtida, tratada con aceites y lista
para ser utilizada, para que posteriormente, el artesano la trabaje, amolde y de
tinte a su gusto.
En aquella época, tanto hombres como mujeres, utilizaban abarcas en todos los
caseríos y como consecuencia, había uno o más fabricantes de abarcas en todos los pueblos. Hoy en día en cambio, las abarcas sólo se utilizan en festivales de danza y folklore, es por ello, que son muy pocos los artesanos de la abarca que continúan con esta tradición en el País Vasco.
En el pueblo guipuzcoano de Deba podemos encontrar un artesano que continúa con este trabajo iniciado por nuestros ancestros, Martin Sukia, artesano que distribuye su trabajo por todo el País Vasco y que jugando con el cuero ha creado nuevos productos.
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Desde Deba al mundo
Aunque los pedidos de estos productos han sido en su mayoría dentro del País Vasco, su trabajo ha traspasado sus fronteras llegando por ejemplo a París e incluso a Boise, capital de Idaho y a San Francisco en EEUU.